En el maravilloso mundo de los materiales químicos, existe una sustancia mágica llamada fotoiniciador 938. Pertenece a la familia del hexafluorofosfato de iodonio y es un miembro importante de los fotoiniciadores catiónicos. A diferencia de otras sustancias similares, el 938 está especialmente diseñado para aplicaciones sin silicona. Al igual que las tintas curables UV catiónicas que vemos habitualmente en la producción industrial, su aparición ha acelerado enormemente la velocidad de curado, aportando un salto cualitativo en la eficiencia de la producción.
El 938 aparece como un polvo cristalino. Esta forma física única le confiere excelentes propiedades de adhesión, especialmente sobre sustratos metálicos, donde parece tener un «poder adhesivo» mágico. El 938 también presenta impresionantes ventajas en la aplicación de revestimientos y películas transparentes: bajo amarilleamiento. Esta característica no aparece por casualidad, sino que implica principios químicos complejos. Cuando los revestimientos y las películas se utilizan durante mucho tiempo o se exponen a determinados entornos, muchos materiales amarillean debido a la oxidación, la luz y otros factores, lo que afecta gravemente al aspecto y la calidad del producto. El bajo efecto amarilleante del 938 es como una «capa protectora» para estos productos, que les permite mantener un buen aspecto a pesar de la prueba del tiempo.
Además, el 938 tiene una gama muy amplia de aplicaciones. Se comporta de forma excelente en el curado de resinas epoxi alicíclicas, éteres vinílicos, éteres glicidílicos, oxetanos, epóxidos y otros materiales de curado catiónico. Esto se debe a su estructura química única, que puede reaccionar con las moléculas de estos materiales para lograr un curado eficaz.
Cabe mencionar que la longitud de onda de absorción máxima del 938 es de 241 nm, lo que resulta crucial para su aplicación en formulaciones curables por UV y LED. En aplicaciones prácticas, cuando se añade a estas formulaciones a una concentración del 0,5 – 5 % en peso, presenta una alta reactividad y solubilidad en sistemas catiónicos. Es como un «equipo químico» perfecto, en el que cada miembro (molécula 938) actúa de forma óptima a la concentración adecuada. Desde el punto de vista de la cinética química, este intervalo de concentración garantiza que la reacción pueda desarrollarse de forma rápida y completa, sin problemas como la sobrerreacción o la precipitación debidas a una concentración demasiado alta, o la reacción lenta y el curado incompleto debidos a una concentración demasiado baja.
Podemos comprender mejor la importancia del 938 a partir del desarrollo histórico de los materiales. En los primeros tiempos de la producción industrial, el desarrollo de la tecnología de curado UV se vio muy limitado por la falta de fotoiniciadores eficaces como el 938. Por ejemplo, en la industria de la impresión, la lenta velocidad de curado de las tintas no sólo afectaba a la eficiencia de la producción, sino que también provocaba una calidad de impresión inestable. La llegada del 938 fue como una «revolución» para la industria, ya que mejoró significativamente tanto la calidad como la velocidad de producción de los materiales impresos.
Conservar en un lugar fresco y seco, protegido de la luz solar directa.
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